lunes, 26 de mayo de 2008

Ayúdame para mi no es divertido…

¿Alguna vez soñaste con ser libre? ¿Con correr por bosques? ¿con conocer otros amigos parecidos a ti? ¿con enamorarte? ¿con tener un compañero o compañera? ¿con tener familia? ¿Lo puedes hacer realidad? YO NO.

Hola, en nombre de muchos animales que sufrimos en el circo, que soñamos con libertad y que anhelamos respeto te doy la bienvenida a este blog.

Mi nombre no es necesario mi especie tampoco solo te diré que como muchos otros soy la atracción de un circo itinerante, dicen por ahí la estrella.

Seguramente has oído de los espectáculos con animales, seguramente tú también les llamas circos. Los Circos: los payasos, los acróbatas, los magos...y las fieras del circo, los gráciles animales que realizamos toda clase de trucos para que tú rías...sin embargo ¿te has preguntado que siento yo? ¿Qué pasa conmigo y mis amigos cuando baja el telón? Pues te contaré el inhumano confinamiento y cruel maltrato hacia nosotros en el circo.

Encarcelados de por vida sin delito
Yo tenía 3 años y caminaba como todos los días por mi hogar me acompañaba mi hijo, felizmente él corrió, a veces aún puedo sentir su olor, a veces aun puedo soñar con volver a tenerlo cerca.

La mayoría de los animales de los circos hemos sido arrancados de nuestro medio natural, quitándonos la libertad. Somos obligados a permanecer encadenados en pequeñas jaulas, sin poder movernos, a veces ni siquiera podemos estirarnos.

Durante el viaje del circo, que puede durar días, permanecemos en un rincón que delimitan para cada uno de nosotros, no podemos ver los amaneceres, no tenemos luz solar, ni luz artificial, no hay ni ventilación. Viajamos de país en país, de ciudad en ciudad, soportando fríos intensos o el calor sofocante. Algunos no lo toleran están vivos un día y otro no. Nuestro baño es el mismo lugar donde dormimos, el metano de nuestros propios excrementos nos asfixia. Muchos días no nos dan agua, nos mantienen sedientos dicen que es para orinar menos. Algunos amigos mueren de hambre pues son más grandes incluso que yo, para que esto no suceda los empelados del circo cogen de la calle perros y gatos vivos que les tiran. El hambre es hambre, si nunca te has muerto de hambre no sabrás lo duro que es comerte un amigo.

Pero esto no es todo, lo peor llega en las temporadas bajas o cuando no hay función, permanecemos durante meses encerrados en jaulas. Días enteros sin ver la luz, días enteros sin poder estirarnos. Algunos amigos ya no conversan, solo se mueven de un lado para otro o caminan en círculos, una vez un oso me dijo que caminaba en círculos pues creía que así podría formar un hueco por donde salir y correr a su hogar. Y es en esta situación de estrés absoluto, cuando desarrollamos conductas agresivas y trastornos, pues han ocurrido casos de automutilación de los dedos de las manos en los monos, golpes constantes de cabeza, o el balanceo de un lado al otro como hacen los elefantes (movimientos estereotipados), todos signos claros de lo antinatural de la situación en la que el animal humano nos ha sumido. Cuentan que una mona se arrancaba los dedos y no dejaba de gritar que quería ver a su hijo, que capturaron con ella. Sin sus dedos no podía coger el timón de la bicicleta que debía manejar, un día vinieron por ella y ya nunca más la vimos.

No, esto no es natural
Me obligaban a caminar en dos pies, me obligaban a saltar aros de fuego, y a ponerme ropa que no me gustaba. Intente decirles que no, los mire, les suplique, intente huir, pero la cadena con la que golpeaban dolía más, así que cambie de opinión.

Para realizar esos fascinantes y admirables trucos, primero somos sometidos a degradantes y violentas formas de entrenamiento, cuyo propósito es el del dominio absoluto sobre nosotros transformándonos en unos simples títeres dentro del circo. Para lograr esto, los entrenadores utilizan barras de hierro, látigos, pinchos e incluso electroshock de bolsillo que son utilizados incluso durante la función, sin que el público se percate. Pero eso no es lo peor, si nos rehusamos a obedecer las órdenes del que llaman nuestro domador, nos dejan sin comer. De esta manera consiguen que los obedezcamos. Que montemos bicicleta, que rodemos por el suelo, que patinemos, no es un hecho natural ni divertido para nosotros sino el producto de la crueldad y el miedo acumulado.

Las cámaras de televisión aparecen, debemos parecer felices me decía un amigo alguna vez. De lejos miraba yo como boca abajo lo peinaban sin que el moviera un dedo, tan grande, tan fiero. El conductor sentenciaba es feliz. Un tigre que también observaba me decía nos capturaron juntos antes que le arrancarán la última garra contó que su hijo escapó y ahora debe ser el rey de la selva.

¡Esto es un ruego por los aún libres!
Ayúdame. No te pido por mi te pido por los que aun no están aquí, por mi familia, por las familias de mis amigos, por nuestros hijos y por todos los animales no humanos que aun viven en libertad. No merecemos padecer torturas, no merecemos sufrir, y no merecemos llorar.

Yo sigo aún aquí, y seguiré dando vueltas por países, por ciudades, tu sigues allí y puedes ayudarme. De ti depende mi libertad, de ti depende que algún día pueda alcanzar mis sueños y sobretodo de ti depende que más amigos como yo no caigan en el infierno, en el infierno que simboliza la CRUELDAD EN EL CIRCO.

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